13 de agosto de 2008

Uno, dos, tres.

En esta gran escena McNamara y sus empleados de la planta de Coca-Cola del Berlín Occidental cruzan al Berlín Este para liberar a un comunista del Berlín oeste. Los agentes rusos solo piensan en adquirir los servicios de la rubia secretaria de McNamara, por la que están dispuestos a hacer cualquier cosa. Ambientada en plena guerra fría, Billy Wilder se mofa de los sistemas políticos vigentes en cada lado del telón de acero aunque, como buen americano, hace que todos los soviéticos se rindan a los placeres del capitalismo.

Ficha de la película.